¿Qué significa ser “amarillo” en la política chilena?
En la política chilena, ser “amarillo” se refiere a quienes adoptan posturas moderadas o evitan definirse claramente en temas conflictivos. Es una forma de describir a quienes no se alinean con los extremos, prefieren matices y priorizan el diálogo por sobre la confrontación.

Aunque estas personas pueden buscar equilibrio o entendimiento, muchas veces son percibidas como indecisas o acomodaticias por sectores más polarizados. La etiqueta apunta a una falta de definición ideológica en momentos donde se espera claridad y compromiso.
Origen del término “amarillo” en la política chilena
El uso de “amarillo” como insulto político en Chile tiene raíces históricas. Una de las versiones más aceptadas lo vincula a la Guerra Civil de 1891, cuando se usaba para describir a quienes no tomaban partido ni por el Congreso ni por el presidente Balmaceda. Estos ciudadanos eran vistos como cobardes por evitar comprometerse en un momento de crisis.
Con los años, la palabra se fue instalando en el vocabulario político. “Amarillo” pasó a referirse a quienes se mantenían al margen de las posturas dominantes o radicales. Desde entonces, ha sido usada para acusar tibieza, indecisión o conveniencia política en lugar de principios claros.
Cómo se transformó “amarillo” en sinónimo de tibieza ideológica
A lo largo del siglo XX y hasta hoy, el término “amarillo” se ha usado para marcar distancia con quienes no adoptan una posición firme frente a conflictos sociales o políticos. En debates polarizados, el que no toma partido o busca puntos intermedios es muchas veces criticado como alguien que no se la juega por nada.
Este uso tiene una carga negativa fuerte: implica falta de coraje, compromiso o convicción. En el contexto chileno, donde históricamente se valora la definición política clara, ser catalogado como “amarillo” puede dañar la imagen pública de cualquier figura que intente negociar o conciliar posturas distintas.
Por qué el término “amarillo” se usa como crítica en Chile
En política chilena, ser “amarillo” no es solo una descripción, sino una forma de descalificación. Se usa para criticar a quienes no se comprometen, a los que no se definen en temas urgentes o polémicos. En un país donde los conflictos sociales generan presión por tomar postura, quedarse en el medio suele ser visto como cobardía o cálculo personal.
La crítica viene tanto de sectores de izquierda como de derecha. Para ambos extremos, el “amarillo” es el que no se moja, el que evita incomodar o perder apoyo. Esto afecta la credibilidad de líderes o figuras públicas, porque se asocia a una postura sin coraje, sin ideas propias, o demasiado interesada en quedar bien con todos.
Cuándo ser “amarillo” puede verse como una postura sensata
Aunque el término tiene carga negativa, hay quienes lo resignifican. En momentos de polarización extrema, ser moderado no siempre es señal de debilidad. Puede ser un intento consciente por construir acuerdos, evitar conflictos mayores o frenar discursos radicales. En este contexto, “amarillo” puede ser sinónimo de sensatez y responsabilidad.
Algunos grupos incluso se identifican con el término, como ocurrió con “Amarillos por Chile”. Este tipo de iniciativas propone que no tomar partido radical también es una decisión política válida. En vez de pelear por quién grita más fuerte, apuestan por el diálogo y la búsqueda de puntos comunes, aunque eso moleste a los extremos.
Qué significa ser “amarillo” hoy en la política y la sociedad chilena
Hoy, “amarillo” ya no se usa solo en política. También se aplica a personas que, en redes sociales, en movimientos ciudadanos o en el trabajo, evitan entrar en conflictos o prefieren no opinar en temas sensibles. Para algunos, eso es falta de carácter. Para otros, es sentido común.
El término sigue siendo polémico. Puede usarse para insultar o para marcar un punto ideológico. Lo que está claro es que el “amarillo” ya no es solo alguien tibio: también puede ser quien, frente a un país dividido, opta por parar, mirar con calma y pensar antes de gritar.

Soy licenciado en Derecho con un enfoque en Procedimientos Administrativos Chilenos. A lo largo de los años, he tenido la oportunidad de colaborar con diversas entidades en Chile, ayudando a esclarecer y simplificar trámites y certificados. Mi pasión es brindar claridad en temas como el RUT, requisitos y otros procesos esenciales, siempre buscando hacer la vida un poco más fácil para mis compatriotas.
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